The Diocese of Grand Rapids’ Office of Communications issues the following statement from Most Reverend David J. Walkowiak, bishop of Grand Rapids, following the mass shooting at Robb Elementary School in Uvalde, Texas:
We find ourselves, once again, in overwhelming shock and grief as a nation over the senseless loss of innocent life. This time the pain is deepened by the fact that almost all of the victims were young children, those whom Christ calls us to imitate in order to enter heaven.
I echo the statement by Archbishop Gustavo Garcia-Siller, archbishop of San Antonio, “The Catholic Church consistently calls for the protection of all life; and these mass shootings are a most pressing life issue on which all in society must act – elected leaders and citizens alike.”
Please join me in prayer for the families who are facing unfathomable grief and the entire Uvalde community as they absorb the weight of this terrible loss. As we mark the end of our Easter season, we hold fast to our faith in the risen Christ who has triumphed over death. “Yet the just are taken away from the presence of evil, and enter into peace;” (Isaiah 57:1-2)
La Oficina de Comunicaciones de la Diócesis de Grand Rapids emite la siguiente declaración del Reverendísimo David J. Walkowiak, obispo de Grand Rapids, tras el tiroteo masivo en la Escuela Primaria Robb en Uvalde, Texas:
Nos encontramos, una vez más, en una situación de profunda tristeza y conmoción como nación por la pérdida sin sentido de vidas inocentes. Esta vez el dolor es más profundo por el hecho de que casi todas las víctimas eran niños pequeños, y ellos son aquellos a los que Cristo nos llama a imitar para entrar en el cielo.
Hago eco de la declaración del Arzobispo Gustavo García-Siller, arzobispo de San Antonio: “La Iglesia Católica hace un llamado constante a la protección de toda vida; y estos tiroteos masivos son un problema apremiante en nuestras vidas sobre el cual todos en la sociedad deben actuar, tanto los líderes políticos como los ciudadanos”.
Por favor, unámonos en oración por las familias que están enfrentando un dolor insondable y por toda la comunidad de Uvalde mientras absorben el peso de esta terrible pérdida. A medida que nos acercamos al final de nuestro tiempo Pascual, nos aferramos a nuestra fe en el Cristo resucitado que ha triunfado sobre la muerte. “Para que los justos sean apartados de la presencia del mal y entren en la paz” (Isaías 57:1-2)